Batalla de Tucumán
La batalla de Tucumán fue un enfrentamiento armado librado el 24 y 25 de septiembre de 1812 en las inmediaciones de la ciudad de San Miguel de Tucumán, durante la segunda expedición auxiliadora al Alto Perú en el curso de la Guerra de la Independencia Argentina. El Ejército del Norte, al mando del general Manuel Belgrano a quien secundara el coronel Eustoquio Díaz Vélez en su carácter de mayor general, derrotó a las tropas realistas del brigadier Juan Pío Tristán, que lo doblaban en número, deteniendo el avance realista sobre el noroeste argentino. Junto con la batalla de Salta, que tuvo lugar el 20 de febrero de 1813, el triunfo de Tucumán permitió a los rioplatenses o argentinos confirmar los límites de la región bajo su control.
Recordación de Nuestra Sra. De las Mercedes
Patrona del Ejército Argentino
La batalla de Tucumán tuvo asimismo consecuencias en el aspecto religioso ya que acentuó la devoción del pueblo y gobierno del país hacia la Virgen María a través de su advocación como la Virgen de la Merced. Desde los tiempos hispánicos, en 1687, la Virgen de la Merced había sido nombrada por el Cabildo de San Miguel de Tucumán Patrona y Abogada de la ciudad.
Pero es a partir de la victoria de Tucumán cuando el culto a nuestra Señora de La Merced adquiere una solemnidad particular asumida tanto por el pueblo, las autoridades y los jefes patrios, quienes rompiendo con los vínculos políticos con España, no rompieron con la tradición religiosa mariana. El 24 de septiembre de 1812 el General Manuel Belgrano, luego de la batalla de Tucumán, le atribuyó a la Virgen de la Mercedes su intercesión y la nombró Patrona. El 27 de octubre de 1812 se celebró una misa de acción de gracias; en la procesión que llevaba la estatua de esta Virgen, Belgrano depositó su bastón de mando entre los cordones del ropaje de la imagen, proclamándola en agradecimiento como Generala del Ejército Argentino. Ese mismo día comunicó al gobierno de Buenos Aires
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